jueves, 16 de abril de 2015

Ríete del extraterrestre

Cuando alguien nos dice que cree en los zombies, normalmente nos echamos a reír (o al menos nos aguantamos la risa). Cuando alguien nos dice que cree en que los extraterrestres nos exterminarán con sus naves espaciales, también nos da la risa (aquí igual un poco menos...). Sin embargo, cuando alguien nos dice que cree en un ser que nació de una mujer virgen preñada por una paloma mágica, nos lo tomamos en serio. O al menos, algunos os lo tomáis en serio.

Con el tiempo, una frase que se pronuncia muchas veces y en voz alta se convierte en verdad establecida. Siempre, claro está, que acalles toda oposición. Y la Iglesia se ha encargado a lo largo de los años de acallar todas las voces discordantes. De hecho, si yo digo que los extraterrestres están infiltrados en cuerpos humanos y nos van a ir colonizando poco a poco y sin que nos demos cuenta hasta que sea demasiado tarde y estemos al borde de la extinción o de la esclavitud, me exigirán que lo demuestre con pruebas (obviamente). Sin embargo, no hace falta demostrar la existencia de un Dios omnipotente y omnipresente que se preocupa un carajo por nosotros. Y cuando pides esas pruebas, aluden a la FE. La fe. Fe es lo que tiene el Alcorcón, macho. O sea, que para la religión, si vale decir que no hacen falta pruebas porque se tiene fe, pero para explicar el evolucionismo, Darwin tuvo que probar su teoría; para explicar el heliocentrismo, Nicolás Copérnico, Johannes Kepler y Galileo Galilei tuvieron que demostrar sus teorías y, ojo, la Iglesia se empeñó tantísimo en desmontar sus ideas que estuvo a punto de quemar vivo a alguno... Porque, claro, para demostrar que la tierra no era el centro del universo no valía la fe.

¿Su principal argumento para mantener la religión? La Biblia. Ojo al nivel. "Un libro sagrado". Ningún libro es sagrado. Son solo palabras impresas en el papel, y tampoco en ellas hay nada de sagrado. Te lo tomas con filosofía o te lo empujas con un par de tequilas, pero es lo que hay. A mí me encantaban los libros de Harry Potter, y no por ello creo que va a venir una lechuza con una carta desde un castillo mágico para decirme que soy bruja y que voy a una escuela de hechicería. O al menos, llega un momento en el que dejas de creer estas cosas. Hasta la misma fantasía tiene sus límites. Y, una vez más, cuando intentas hacerle ver a alguien que sí cree en este libro, que no es más real que Canción de Hielo y Fuego, Los pilares de la tierra, o, qué sé yo... Los juegos del hambre, pues es que eres "mujer de poca fe" y de ahí a que te digan ignorante (cosa que, por cierto, no deja de ser irónico), inmoral y otro tipo de lindezas... hay un mini paso que los creyentes dan con una facilidad que me deja pasmada.

La característica principal de la gente es que está dispuesta a creérselo todo, ¿cómo habría podido resistir la Iglesia dos mil años sin la credulidad universal? Un Dios hecho de bondad que manda a su hijo a sufrir a la tierra. Un Dios lleno de bondad que manda un diluvio para acabar con la humanidad. Un Dios lleno de bondad que manda plagas y pestes contra un pueblo para favorecer a otro. Un Dios lleno de bondad que pide sacrificios, que te manda enfermedades y hambre para poner a prueba tu fe, porque ojo, es todopoderoso y no tiene necesidades humanas pero necesita que le digan lo mucho que creen en él. En fin, sigamos riéndonos de los extraterrestres y de las creencias en la posibilidad de que haya vida fuera del planeta, en uno de los muchos millones de planetas que orbitan alrededor de millones de estrellas en los millones de galaxias ajenas a la nuestra. Pero no lo hagáis de aquellos creyentes en un dios que todo lo sabe y todo lo puede pero pasa de lo que te suceda porque no puede o no quiere actuar. No vayan a sentirse ofendidos. Otro día me puedo explayar en su club de aficionados, que eso da para varias entradas.

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