martes, 5 de junio de 2018

El tema tabú


Mucho, mucho tiempo sin escribir, o más bien, sin escribir públicamente. Esto es un borrador de hace dos años, que se quedó en el olvido cuando dejé de escribir aquí. Quizás vuelva. Quizás no. Por lo pronto, esto lo dejo salir a la luz.

"La vida es una obra de teatro que no permite ensayos... Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida... antes que el telón baje y la obra termine sin aplausos", era una frase de Charles Chaplin. Frases de este estilo, invitando a la gente a vivir, a aprovechar cada momento, hay miles. Muchos son los grandes pensadores, filósofos, artistas y políticos que han dejado su granito de arena. Sin embargo, pocos autores hay en el bando contrario. Pocos autores que se atrevan a dejar por escrito una frase, o quizás pocos los que las recogen para la posteridad, en la que se hable del escaso sentido que tiene una vida humana. Los que dicen que el sexo es un tema tabú en la sociedad es porque nunca han intentado hablar de la muerte, de la propia. Que algo te incomode no significa que debas ignorarlo.

Al principio te toman a broma. Alguien dice que no le encuentra sentido a la vida y siempre está el graciosete que suelta alguna tontería. Y es normal, es un tema que hace sentir muy incómoda a la gente y la risa es uno de los medios habituales para descargar. La certeza de la muerte es algo que nos resulta incómodo. Cuando ven que hablan con seriedad, llega la preocupación: "niña, no digas tonterías, ¿cómo no le vas a encontrar sentido a la vida? ¿Por qué dices eso?", acompañado de un gesto grave y una mirada que intenta ver hasta qué punto se han vuelto loca. Dan razones, más o menos convincentes para quien las oye, pero razones lógicas, preguntas con fundamento, y llega el momento en el que creen que está deprimida y necesita ayuda. Se defiende, obviamente, no está ni loca ni deprimida, simplemente ha llegado a la conclusión de que estamos aquí por accidente (algunos más que otros) y que nada de lo que hagamos o dejemos de hacer tendrá importancia en la inmensidad del universo.

La vida es una aventura cuyo inicio deciden otros y cuyo fin no deseamos (en teoría y en la mayoría de los casos), con un montón de intermedios casuales que suceden por azar. Y, sin embargo, cuando alguien pronuncia en voz alta su deseo de no dejar ese último paso al azar, sino de hacerlo consciente de que ha llegado y por deseo propio, se le acusa de perturbado. No hay nada peor visto en esta sociedad actual que ceder al deseo de destruirse para siempre. En la sociedad actual occidental, entiéndase, porque si dejamos de mirarnos el ombligo y miramos un poco más allá... En la cultura oriental, y me refiero sobretodo a China y Japón, el suicidio a lo largo de la historia no ha estado mal visto. Su filosofía hacia la muerte acerca el suicidio más a virtudes como lealtad, piedad, respeto, benevolencia, rectitud y justicia que a humillación y cobardía. Los samuráis japoneses consideraban su vida como una entrega al honor y rechazaban la muerte natural, así que tenían lo que nosotros conocemos como harakiri. En Grecia y Roma (antiguas) se valoraba positivamente cuando se tomaba la decisión para evitar juicios, castigos o el deshonor.

Y llega el cristianismo. La intransigencia hecha carne. En el Concilio de Arles (452) se decide que el suicidio está inspirado por el demonio. En el Concilio de Orleans (533) se establecen las primeras penas. En Braga (512) y Toledo (693) ya se castiga (OJO, no hay nada que me parezca más absurdo que castigar a un suicida) y en el siglo XIII llega Santo Tomás (Tommaso d'Aquino) y decide que a partir de ese momento sería un pecado mortal contra Dios. Con dos pares. Como iba a permitir una institución basada en el control de las personas que los humanos decidieran sobre su propia vida con libertad.

En fin, que hay mil estudios de psicología y de sociología analizando las razones y los tipos y estilos y todas las cosas que se os puedan ocurrir sobre el tema. Y, para mí, todo se reduce a que no somos capaces de asumir el caos.

"La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo"
- Epicuro -