miércoles, 28 de enero de 2015

Un libro cualquiera

Me han sugerido en varias ocasiones que utilice el Negro, Rojo y Blanco para recomendar lecturas y/o hacer críticas y reseñas de los libros que voy leyendo. Siempre me he negado y la razón es muy sencilla. De forma personal, un libro me puede gustar más o menos. Ya sea por su forma de enlazar la historia, por los diálogos, porque los personajes me acaben resultando más amigos que solo nombres en un papel, porque el argumento sea potente, o porque simplemente tenga eso que algunos libros tienen y te obligan a pasar hoja tras hoja sea la hora que sea. Sin embargo, a la hora de recomendar un libro, no soy tan quisquillosa. Entiéndase que no es lo mismo recomendarle un libro a alguien a quién ya sabes qué le gusta y qué no que a alguien que el último libro que leyó fue el Micho (1).

¿Por qué? Porque si me pidieran que les recomendara un libro, yo les recomendaría cualquiera. Así. Cualquiera. Lo importante es leer. Leer mucho. Leer. Leer. Leer. Y cuando digo cualquiera, me refiero a cualquiera. Evidentemente para un lector medianamente experimentado algunos libros le parecerán basura (y no es que yo sea una experta, pero hay verdaderas basuras publicadas...), pero para un novato, para alguien que solo se acerca a un libro cuando busca donde apoyar el sofá que le cojea, un libro, por malo que sea, siempre es un buen comienzo.

Si a alguien al que el grosor del libro se le agranda conforme se acerca a él le recomiendas Los Pilares de la Tierra de Ken Follet o Dime quién soy de Julia Navarro lo matas. Por muy buenos que sean estos libros. Por muy imperdibles en la colección de todo lector. Por mucha capacidad para engancharte que tengan. Y te cargas a un lector en potencia, y eso, amigos, echándole un vistazo al corral y a la capacidad de comprensión lectora que circula entre la población, es algo que no nos podemos permitir. 

En la época Harry Potter (época de libros, no de las películas) hubo muchas voces críticas contra los libros de Rowling. Algo que nunca entendí. Los leí con la edad del protagonista y puede que eso influyera en mi forma de de catalogar el libro, por supuesto, pero sirvieron, como mínimo, para que miles de críos empezaran a leer. Mi hermano entre ellos. Y después de Harry Potter, siguió con El señor de los anillos, mi colección del barco de vapor y más libros y libros. Fue el trampolín a la lectura. Punto a favor del gafotas de la cicatriz.

Es verdad que hay veces que lees un libro y te dan ganas de darle al autor en la cabeza con él hasta que aprenda a escribir, que es lo que me ha pasado con uno de los primeros que leí este año. Mucha fama, muchos elogios había leído y mucha publicidad para el librito (que menos mal que no era muy extenso) que resultó ser un bodrio incapaz de hilar dos frases con sentido. Y eso que la idea del argumento daba mucho juego. Sin embargo, este hiper sobre valorado texto, tiene su punto a favor, y es que consiguió con la idea de poner al gran Da Vinci de protagonista enganchar a mucha gente que no se acercaba a los libros ni con un palo. Vale que su narrativa no vaya a llevarse un Nobel, pero al menos ayuda a corregir las faltas de ortografía. Y ESO YA ES UN PUNTAZO A SU FAVOR (que cada vez que veo un "haber si nos vemos" me entra un instinto asesino que ni Jack el destripador...).

Las sombras de Grey y su legión de señoritas defensoras de ese infumable y aburrídisim... perdón, su legión de recién estrenadas lectoras. Pues olé. Aunque sea con un argumento que, para mí, deja mucho que desear, y con un tema que, pues, oye, habrá a quién sí, pero no tiene nada donde rascar. Aún con todos esos motivos en contra, me parece estupendo. Porque consigue que gente que no ha leído en su vida, lea un rato. Y sí, me leí el primero tras un acoso y derribo por parte de una amiga y por ver qué era lo que tenía, que al final era nada. No he tenido ovarios de enfrentarme a la segunda y tercera parte.

Hay libros que ni chicha ni limoná. Otros malos. Aburridos. Carentes de argumento. Con personajes planos. Totalmente absurdos. Incoherentes. Y algunos que agrupan todos esos adjetivos. Y, sin embargo, son mejores que la opción de no leer.

Así que cuando algún conocido diga que se ha comprado Las Sombras de Grey (bueno, con este posiblemente sea conocida), o Matar a Leonardo Da Vinci porque lo escribe el de la tele, o la biografía de la Belén Esteban, o vetetúasaberquébasurahanpublicado, jamás de los jamases le digas que no se lea ese bodrio. JAMÁS. Más vale un "bueno, ya me dirás qué te pareció" y por lo bajini añades "que yo ni por dinero me acerco a eso". Repito, lo importante es leer. Lo que sea. Ya irán subiendo el nivel. Cualquier libro, por malo que sea a priori, puede ser el trampolín para un lector en potencia. Y si no lo suben, al menos corregirán faltas de ortografía.









sábado, 24 de enero de 2015

La "Berdadera Hizquierda"

He empezado este 2015 a lo grande. Solo llevamos veinte días de este nuevo año y ya he sido acusada de tres grandes cosas: de no ser una defensora de los derechos de los animales  DE BERDAD, de no ser una feminista de BERDAD y de no ser de la Berdadera Hizquierda. Triple combo y seguimos para bingo. Me doy cuenta de que me estoy haciendo vieja porque me da la sensación de que todo esto está muy repetido.

Supongo que la gente Berdadera no se conforma con lo buena que es ella y sus ideales que tiene que estar comentando lo malos que somos los demás. Parece ser que no puedes luchar por una misma causa si tus métodos o tu forma de entender las cosas son distintas a los que poseen la verdad absoluta, aunque persigáis el mismo fin. Es decir, hay unos cuantos personajes en cada "lucha por la causa" que se creen en posesión de la verdad y cualquiera que disienta de sus métodos o que
simplemente opte por otras formas ya no es de la Berdadera Causa.

Os explico, para los ignorantes como yo que no entendemos estas cosas. Lo primero que aprendí este año es que no puede ser defensora de los derechos de los animales si no eres vegetariano. Así. Este argumento grandioso da pie a contestar que no se le ocurra defender el medio ambiente si se come lo que produce oxígeno, pero... Bueno, no puedes estar en contra de la tauromaquia, en contra del sufrimiento animal si comes carne. Deduzco que todos los que comemos carne disfrutamos tirando cachorros al río, lanceando, cazando, y mutilando. No voy a entrar en si el cuerpo humano necesita carne o no para vivir, en si tenemos más en común con los herbívoros que los carnívoros, en lo qué haría un león con hambre frente a un vegetariano diciéndole que respeta su vida...
En este post solo hablo del flaco favor que le hacen a su propia causa. He buscado un estudio del Eurostat (del 2003) que hablaba de un 0,5% de la población en España. Lo que quiere decir que si sacas a la gente que come carne de tu causa, te encuentras a un 99,5% de la población en tu contra. Venga, David contra Goliat. Y suele ganar Goliat. (Encontré otro dato de 2011 que decía que era un 1,5% aunque no me parecía muy fiable... Pero ni así el porcentaje se puede llamar alto).

Cuando se luchaba por el sufragio femenino en Reino Unido (allá por la época de la Primera Guerra Mundial) había dos corrientes enfrentadas. La que defendía el sufragio universal y la que luchaba por conseguir (primero) el voto a las mujeres mayores de norecuerdoquéedad (creo que 30) y después el resto. Pues las primeras acusaban a las segundas de no ser verdaderas feministas. Ambas luchaban por lo mismo, las primeras miraban lejos desde el principio y las segundas iban pasito a pasito. Las primeras no querían aceptar "las migajas" que las segundas veían como un gran primer escalón superado. Ahora esas diferencias también existen. 
Están las feministas de verdad y las "de salón". Que parece ser yo pertenezco al segundo grupo por creer que lo de enseñar las tetas igual no es una buena estrategia para conseguir simpatías. Atención sí, respeto no sé. Que alguien enseñe o no las tetas no me parece un acto ni de respeto, ni de lucha, ni de nada. No sé cuántos derechos han conseguido los tíos enseñando el rabo, pero ahora mismo no se me viene ninguno a la cabeza... En fin, en Reino Unido al final las segundas fueron las que consiguieron el primer paso que facilitó enormemente la consecución del sufragio que perseguían las primeras. Aunque las primeras, en su afán por defender "el feminismo de verdad", se estuvieran tirando ellas mismas piedras a su tejado. Ahora no eres una feminista de verdad si te pintas las uñas. O si te depilas. "Porque es todo una imposición del patriarcado heredado y noséquéhostias". Oye, que igual hay mujeres a las que les gusta maquillarse. Y arreglarse. Y pintarse las uñas. Y depilarse axilas, piernas y hasta las cejas si se les antoja. Igual el feminismo de Berdad debería tener en cuenta que la libertad de uno mismo está por encima de patriarcados y matriarcados. Pero qué voy a saber yo, que solo soy una feminista de salón.

Y ya lo último ha sido escuchar que no soy de la Berdadera Hizquierda porque dije que no me terminaba de convencer Podemos y era muy probable que no les votara en las próximas elecciones. Lo gracioso fue que me lo dijo alguien que lleva toda su vida votando al PSOE... Pero bueno, independientemente de eso, no soy de izquierdas porque planteo dudas que no siempre tienen respuesta. Y OJO, que jamás he votado PPPSOE y JAMÁS he dicho que ellos sí puedan responder a esas dudas, o que haya algún otro partido que sí, solo dije que Podemos era como una ola de tsunami y que no podría ser capaz de valorarlos adecuadamente hasta que pasara un tiempo y los viera actuar. Me considero de izquierdas, pero tengo la manía de pensar por libre y de no repetir las consignas de nadie, lo que me convierte en alguien de poco fiar, supongo.

Al ritmo que voy, estoy esperando escuchar ya un "no puedes defender el medio ambiente mientras conduzcas coche" y un "no digas que eres atea si nunca has quemado una iglesia". Supongo que tampoco soy republicana si no le deseo la muerte al rey.

sábado, 3 de enero de 2015

La salud vale millones

Ahora todo es una patología, una enfermedad. Todo tiene un diagnóstico y una pastillita mágica para tratarlo. La menopausia. Esa mortal enfermedad que nuestras madres, abuelas, bisabuelas, tatarabuelas y todas las mujeres anteriores a nuestra generación han sufrido. Y sin morir. Sin mayores consecuencias que algunos cambios hormonales NATURALES. Bien, pues ahora, algún iluminado en algún laboratorio ha decidido que es una enfermedad, y como tal debe tratarse con medicación. Tome, sus pastillitas para que su cuerpo siga teniendo una dosis de hormonas que SU MISMO cuerpo ha decidido con la sabiduría que dan los millones de años de evolución que ya no necesitas. Igual es que una farmacéutica, que no tiene para nada afán de lucrarse con la salud de los seres humanos, es más inteligente que la señora madre naturaleza. Que podrá ser cruel en multitud de ocasiones, incluso totalmente carente de sentimientos, pero sabia es un rato. Y capacidad de sobrevivir, más que cualquier otra cosa en el mundo.


Síndrome de defícit de atención o niños hiperactivos. O lo que toda la vida nuestros abuelos han llamado "es que este crío es muy nervioso". Niños a los que le cuesta concentrarse. Niños que tienen una energía inmensa. Niños que realmente tienen problemas para estudiar, atender a sus
padres/profesores o mantenerse en una misma tarea por más de veinte minutos. Pues parece ser que estos niños que han existido toda la vida, ahora son niños enfermos, y como tal, hay que medicarlos. Solo he conocido un niño realmente hiperactivo en mi vida. Solo uno y salí escaldada para el resto de mi existencia. Y no tiene ni un ápice de comparación con el resto que he conocido que se han apuntado, más bien los padres son los que los apuntan, al club de los TDA. Y se cura con una pastillita. Magia, oigan. Magia es lo que han conseguido con los números las farmacéuticas que las comercializan. Porque, claro, no es una pastilla y te olvidas, es una medicina que debes tomar periódicamente y, obviamente, pagar por ella.

La calvicie. Sí, sí, quedarte calvo es una enfermedad. Algo que debería considerarse propio de la edad, de envejecer, de sumar otra etapa en la vida, es una enfermedad, o, al menos, nos "recetan" control médico para ella. De hecho, se trata con un medicamento llamado finasterida (que también se usaba para la dificultad para orinar...).

Síndrome posvacacional. Quizás ahora con la crisis escuchamos esto menos, pero recuerdo que hace unos pocos atrás se escuchaba cada septiembre y enero. Y que se escuchara no era lo peor, lo peor era que la gente se creía realmente esto y acudían al médico. Acudían al médico con lo que mi madre llama "uy, qué pocas ganas de volver a la rutina". Y lo más brillante de todo este espectáculo es que te recetaban algún anti depresivo suavito y volvías a casa flotando en una esponjosa nube de Prozac.

Disfunción sexual femenina. En 1999 la revista Jama publicó que era algo que afectaba al 43% de las mujeres... y más tarde se descubrió que, aparte de que el dato era exageradamente falso, dos de los tres autores del estudio eran del laboratorio Pfizer, que oye, curiosamente, eran los que estaban desarrollando un tratamiento para esa "enfermedad". De la masculina y de la viagra mejor ni hablamos.

Síndrome pre menstrual. Esta es para partirse de risa, o para llorar y no parar, según se mire. Hola, soy tu ovario, se te va a desprender un óvulo "caducado" y va a atravesarte medio organismo hasta llegar al exterior. Llamadme loca, pero creo que lo de que duela este procesillo es lo más natural del mundo.O miradlo así, vas a tener una explosión de hormonas en tu cuerpo, lo RARO es que no te duela algo o te entren ganas de matar por el camino. O de llorar. O de comer chocolate. Lo raro es que no suceda algo en casos así. Pues parece ser que no, que las grandes empresas de la salud creen que tenemos una enfermedad todas las mujeres y que dura unos treinta años y solo se manifiesta una semana cada mes. Y, por supuesto, tienen su respectiva pastilla para tratarla. Por un módico precio.

Timidez. Para mí, esta es la mejor con diferencia. Ahora no se llama timidez, ahora es "ansiedad social" y se trata con paroxetina. Se "informó a la población" de que podía estar sufriendo esta enfermedad mediante publicidad. Con 90 millones de dólares en publicidad, concretamente. ¿Que quién pagó esa barbaridad? GSK, la firma que casualmente también comercializa el fármaco. Ay, si mi madre hubiera sabido que tenía una niña enferma de gravedad en casa, quizás me hubiera dado un par de jarabes y yo habría sido el alma de la fiesta en el cole.

¿Y os extrañáis? Hasta 1973, la Asociación de USA de Psiquiatría consideraba la homosexualidad una enfermedad. Curable.

El que te vende el antídoto es el que creó y propagó el veneno. Ese es el negocio más rápido y fácil de hacer.