lunes, 23 de febrero de 2015

Educar en libertad de pensamiento

Pitágoras decía: "educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres", y nosotros no somos nadie para llevarle la contraria a este gran sabio griego. En mi salón acabamos de tener un debate sobre lo beneficioso que podría ser para el futuro de la humanidad lanzar una bomba sobre un grupo de gente que estaba haciendo algo totalmente absurdo y cruel, al menos desde nuestro punto de vista. Creo que eran unos fanáticos religiosos del Islam apaleando a varias personas que no me he enterado muy bien qué habían hecho (no sé si es que solo eran católicos o que habían negado al Estado Islámico o algo así). Pero, de todas formas, da igual, poned el telediario (cualquiera, a cualquier hora, cualquier día) y encontraréis al menos tres noticias en las que vuestra reacción será parecida a la de mi hermano: "una bomba ahí, en medio de todos, y BUM, se acabó el problema". Y, OJO, que yo soy la primera que muchas veces suelto barbaridades así o del estilo "al violador lo dejaba yo en manos de familia de la víctima, sin policías protegiendo, a ver cuántos segundos aguanta", y que, en algunos casos, justifico la violencia.

Sin embargo, aunque no niego la necesidad actual de castigar los actos "malos" ya cometidos, me parece mucho más provechoso trabajar en la dirección de evitarlos. Es decir, si evitamos que sucedan, no habrá necesidad de castigar y perpetuar así la sed de violencia y/o justicia. Lo que viene a ser que si no bebes habrá menos posibilidades de estrellarte con el coche. O que si aprendes a andar antes de echar a correr, habrá menos posibilidades de partirte los piños con el suelo. Y aquí entra en juego la educación. No solo la educación del cole, que me parece importantísima, ojo, aquel que olvida su historia está condenado a repetirla, y si no aprendemos a leer (A LEER, no a juntar palabras y formar sonidos) nos engañarán como bobos una y otra vez, sino también la educación en valores, la educación en aprender a pensar.

A todos nos parece ilógico, cruel, pura barbarie, cavernícola... que un grupo apalee a dos o tres hasta la muerte por el simple hecho de ser de otra religión. Vale, quizás no a todos... voy a dejarlo en una gran mayoría de mis conocidos. Pero el número disminuye bastante si el apaleamiento se produce a un violador de niños en serie. O un asesino de ancianas. En estos casos, a más de uno (y me incluyo) se le viene a la cabeza el pensamiento de "se lo tiene merecido", aunque a la hora de la verdad no fuéramos capaces. En sus valores, ser de otra religión es tan merecedor de paliza como violar niños. Y en España no nos deberíamos echar las manos a la cabeza con esto porque precisamente el amigo Torquemada era español y tenía unas miras bastante estrechas con lo de practicar el judaísmo. Con esto no estoy defendiendo lo que hacen, jamás, solo estoy intentando que se entienda que en sus valores, en su educación, es LO LÓGICO.

Hace unos años, lo lógico era pensar que la Tierra era plana. Hace unos años, lo lógico era pensar que lo que se movía era el sol alrededor de la Tierra. Ostras y esta última es que los entiendo, tú mira por tu ventana a lo largo de un día y dime que el sol no se mueve. No, en serio, olvidando toda tu educación, ten huevos de decirme que el sol no se mueve. Es una certeza animal, básica, previa a todo razonamiento. Y aquí está la clave, previa a todo razonamiento, a toda educación. Incluso, hoy en día, hay muchas sombras en la educación humana. Por ejemplo, preguntad a vuestros conocidos si el sol se mueve. Me juego un café a que la mayoría os dirán que NO. Y, queridos, el sol se mueve. No alrededor de la Tierra, pero se mueve. (He de confesar que descubrí esto hace relativamente poco, soy muy ignorante astronómicamente hablando, tras muchos meses preguntándomelo a mí misma. Sí, tengo preguntas así en mi cabeza a diario y antes de recurrir a San Google le doy mil quinientas vueltas intentando descubrir la respuesta).

La educación es la clave. La clave para evitar barbaridades como quemar vivo a alguien por ser de otra religión. La clave para evitar pensar que somos el centro del universo. La clave para pensar por nosotros mismos y entender, o intentarlo, a los que piensan diferente. La clave para no pensar que alguien es inferior por tener un color de piel diferente. La clave para que niños no crezcan pensando que una mujer que conduce un coche es una mujer que provoca la violación (como dijo un imán hace poco), y quien dice conducir un coche dice llevar una falda muy corta. La clave para que mutilar genitalmente a niñas nos parezca irracional y repulsivo. La clave para que nos comportemos como los supuestos seres racionales que somos. La clave para ser libres, para seguir nuestro propio camino.

Eduquemos en pensar, por favor.

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