jueves, 1 de mayo de 2014

El caballo ganador

A nadie le gusta perder. Es obvio. Aquello de "lo importante es participar" es el auto consuelo que nos queda cuando ya hemos perdido. Pero no me quiero desviar en este post a eso. Hoy quería escribir sobre "los malaguistas de verdad". Estos malaguistas que acusan a otros de sentir menos los colores por sentir simpatía por otros equipos que no sean el Málaga CF.

 No soy de las que creen que por nacer en una ciudad tienes que ser obligatoriamente del equipo local. Me parece más lógico, eso sí, ser del equipo que puedes ver en su estadio, que porta los colores de tu casa, que de uno que no puedas ver en vivo jamás porque te pille a mil kilómetros de casa. Pero, oye, el ser humano pocas veces es lógico con estas cosas y, además, en esto influye mucho otro tipo de cercanía y los éxitos. Si en la caja tonta solo se habla de Real Madrid y Barça (y este año Atlético) y nos bombardean día tras día con los goles de Ronaldo, Messi y Costa... Y tú tienes cinco añitos, te acaba calando.

Cuando eres niño quieres ser feliz, tener alegrías y encajar con el resto del mundo. Es mucho más fácil que el Madrid/Barça te alegren el fin de semana a que lo haga el equipo del barrio que lucha por no descender de la Segunda B. Y en la tele (y como dice Homer, si lo dice la tele tiene que ser verdad) ves que todo el mundo es de esos dos clubes.

En mi caso, hasta los nueve o diez años mi ciudad no tenía equipo. En casa de mi abuelo (a mi padre no le gusta el fútbol) solo se hablaba del Barça y del Madrid, así que la famosa pregunta de "¿tú de que equipo eres?" era más bien un "¿tú eres del Barça o del Madrid?". Grata sorpresa al saber que sí que existía un equipo en la ciudad y, oye, que hasta pedí la equipación para mi cumpleaños y "chaqueteé" de equipo. Y así hasta hoy.

En los niveles iniciales de cualquier deporte, siempre optamos por el caballo ganador. En el primer partido de fútbol que ves (y curiosamente casi siempre televisan a los dos grandes) eliges al que gane. En mi primera carrera de motos, allá por 2004 en Phillip Island, había un bonito duelo entre el español Sete y el italiano Rossi. No sabía por cual decantarme, no conocía nada de ellos, y en casa me achuchaban para que apoyara al español "porque es español". Pero ganó Rossi y a mí me encantó la forma en la que lo hizo, así que yo me sumé a los tiffosi. Luego aparecieron más corredores que me gustaron, aunque no ganaban, pero en un primer momento, te gusta el que gana.

Con el fútbol igual. Siempre habrá uno que sea "tu equipo", pero no quita que puedas sentir simpatía por otros. No entiendo a la gente que dice: No, yo soy del Málaga y nadie más, y si tú animas a otro equipo eres un cateto. ¿Hola? ¿Es menos malaguista aquel que en un partido en el que el Málaga no se juega absolutamente nada, sea cual sea el resultado, quiere animar a alguno de los contendientes por la razón que sea? En mi caso era simple, mi hermano es madridista de pura cepa, y prefiero aguantarlo celebrando a mosqueado porque ha perdido. ¿Ayer? Ni el Atlético ni el Chelsea son santo de mi devoción, pero el atlético hace unos años me caía simpático y luego pasó a atacar al Málaga... Así que, a pesar de que fuera Mourinho con los blues, yo prefería al Chelsea. Aunque me acabé alegrando por los atléticos.

En fin, que nadie puede culpar a otro por ser de un equipo que no sea el de tu ciudad. O por sentir simpatía por otros equipos. Y los que te "quitan puntos del carné de malaguista" por esto, ellos sí que son los verdaderos catetos del asunto. Seamos un poquito menos cerrados de mente, por favor. Aceptamos a los demás en función de nuestro propio nivel de felicidad, tan sencillo como eso.

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